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Dinero

Llega el fin del dinero contante y sonante

El dinero en efectivo está próximo a su fin. Su historia de miles de años de antigüedad podría cerrarse definitivamente durante el siglo XXI. Así lo creen varios analistas económicos internacionales y así lo están fomentando varios países de la Unión Europea del entorno extracomunitario. En 2030, por ejemplo, no se podrá pagar con dinero contante en Dinamarca. Entonces ¿cuál es el futuro del dinero y de los pagos?

Razones para acabar con el dinero en efectivo

Varias son las razones alegadas desde las instituciones económicas europeas y de los Estados extracomunitarios para acabar con el dinero tradicional y apostar por las nuevas tecnologías como moneda de cambio.

El precio del dinero: cada billete que se pone en circulación tiene un coste aproximado de 8 céntimos. El Banco de España es una de las entidades responsables de imprimir el dinero. Cada año salen de su fábrica alrededor de 6000 millones de billetes -de 5, 20 y 50 euros- y monedas. A esto se suma el precio de la distribución de las monedas y billetes, que requiere de empresas de seguridad. Por no hablar del precio de cada moneda, que llega a ser mayor que el propio valor de la moneda. De hecho, la moneda de un céntimo vale más por el cobre con que se hace que por el valor que representa.

Menos hurtos, más seguridad: entre los partidarios de acabar con el dinero contante y sonante está eliminar la posibilidad que se atraquen a personas o negocios para desvalijar sus carteras o cajas registradoras. Si se paga con sistemas electrónicos los ladrones de “media en la cabeza” no tienen dinero que llevarse de los hurtos.

Menos estafas a Hacienda: el heraldo público será otro de los beneficiados cuando se acabe el pago en efectivo. Al realizarse todas las transferencias y pagos por medios electrónicos, queda constancia de todo y Hacienda puede realizar seguimientos y tener un mayor control sobre el dinero que al final será solo un conjunto de números seguidos del símbolo “€”.

“Welcome electronic money”

La alternativa a las monedas y billetes tradicionales es el dinero electrónico. No solo se habla de optimizar las tarjetas de crédito -que utilizamos desde los años 50 del siglo pasado- sino de utilizar las nuevas tecnologías para hacer del móvil la nueva cartera.

Si desde el móvil podemos comprar una entrada de cine, pedir cita para el médico o reservar un hotel, ¿por qué no utilizar el móvil como instrumento de pago? Ese es el principio de varios proyectos de los que ya nos podemos aprovechar y que nos permiten pagar con el teléfono sin necesidad de tarjetas.

Caixa Bank y BBVA son las entidades bancarias que han dado los primeros pasos en la iniciativa de hacer del móvil un instrumento de pago para las nuevas generaciones. El banco catalán ha puesto en marcha recientemente una nueva aplicación capaz de evitar la asistencia a las sucursales en las operaciones habituales de caja.

La colecta de la iglesia por el móvil

Suecia es probablemente el paradigma del dinero electrónico. En el país escandinavo los bancos no actúan con dinero en efectivo, salvo casos excepcionales. Tanto es así que en las iglesias se pasa un “cepillo electrónico” al que se dona con el móvil.

En Reino Unido consiguieron durante 2015 que el 10% de los pagos electrónicos se hicieran utilizando la tecnología “contactless” -en móvil o tarjeta-. Para conseguirlo la banca puso de su parte, pues la mayoría de estos pagos fueron de importes pequeños. Por ejemplo un café o el periódico.

En España el panorama es distinto. En muchos establecimientos luce el fatídico cartel “No se aceptan tarjetas de crédito” o “Importe mínimo para pago con tarjeta 20 €”. El inconveniente achacado por los negocios es que los bancos tienen elevadas comisiones que en las transferencias más pequeñas pueden incluso superar al valor de la factura abonada.

No obstante, aunque se consiga generalizar el pago con tarjeta, móvil o cualquier otro dispositivo electrónico, aún quedan generaciones reticentes a abandonar la cartera en casa. Por lo que en la práctica, al menos en España, podemos seguir acumulando las monedas “morenas” de cobre en una lata a la espera de hacerlas electrónicas.

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