Los bancos se llenan de espías

Entrarán a los bancos haciéndose pasar por clientes. De incógnito, se acercarán a las ventanillas y preguntarán por algún producto financiero: préstamos, créditos, micropréstamos... Su “camuflado” objetivo consistirá en analizar la atención y el asesoramiento que reciban. Así, estos espías cumplirán con su misión: detectar posibles malas prácticas e incumplimientos en las normas de conducta de los bancos. Este anuncio lo acaban de realizar los responsables de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. La idea de este supervisor bursátil es comenzar este mismo año con esta técnica. Se le conoce como 'mistery shopping' (cliente de incógnito). Un trabajo de campo que ya realizan en otros países europeos, como Francia, Bélgica u Holanda. Estos espías se centrarán en una doble tarea. Por un lado, supervisarán cómo se produce la transmisión de información al cliente. Y, por otra parte, comprobarán el grado de conocimiento de los productos ofrecidos por parte del personal de la red comercial de las entidades. Impulsar la supervisión preventiva constituye el motivo de querer implantar esta mecánica del 'mistery shopping'. Al final, concretan desde la CNMV, aspiran a evitar futuras polémicas relacionadas con el sector financiero. Y citan como ejemplo el conflicto provocado por la venta de participaciones preferentes a clientes minoristas. Lo que todavía está por definir es el alcance que tendrán las conclusiones que obtengan los 'mistery shoppers'. Desde la CNMV aspiran a que sus trabajos constituyan pruebas para la apertura de expedientes. Echando un vistazo a otros países, se comprueba que el alcance de estas figuras varía. Pero en la mayoría de los casos sus efectos jurídicos resultan menores. Generalmente, los informes que elaboran sirven para actuar de manera preventiva. En el Reino Unido, por ejemplo, esta figura empezó a funcionar en 2006 y, a día de hoy, puede grabar las conversaciones. De todas maneras, su tarea no resulta concluyente para la apertura de un expediente. Por su parte, en Francia, llevan a cabo tres series de 110 visitas al año. Su objetivo, más que sancionar a las entidades, radica en conocer de primera mano las prácticas de comercialización de los productos financieros. Cuál será su función en España dependerá del contenido que fije la reforma de la Ley del Mercado de Valores para regular las funciones de estos inspectores. En cualquier caso, lo que queda de manifiesto con esta medida es que la confianza en el sector bancario tradicional no pasa por su mejor momento.