Anticipo Contante
Podrán solicitar un Préstamo Contante aquellas personas residentes en España, mayores de 21 años, que no tengan restringida legalmente la capacidad de obrar, y dispongan de un teléfono móvil y una tarjeta de débito asociada a su cuenta bancaria habitual.
Un Anticipo Contante se conoce en el mercado con denominaciones análogas tales como: micropréstamo, minicrédito, Préstamo de nómina, crédito rápido o similares. Si vas a solicitar este tipo de productos, hazlo a través de una entidad adherida a la Asociación Española de Micropréstamos como Contante.
En algunos casos, podemos limitar el importe máximo del crédito rápido o rechazar la solicitud de Anticipo.
Una vez tu anticipo sea aprobado recibirás una transferencia en tu cuenta.
Los intereses del anticipo dependerán del importe y de la duración seleccionados, pero en ningún caso superarán los intereses mostrados en la página web en el momento de tu solicitud.
Cuando llegue el vencimiento de tu Anticipo, haremos un cargo en tu tarjeta de débito. También podrás devolver tu micropréstamo antes de la fecha de vencimiento, ahorrando los intereses de los días no disfrutados.
Si ves que se acerca el vencimiento del minicrédito y que no vas a poder pagar, podrás prorrogar tu Préstamo hasta 30 días más. Reflexiona si esta es la opción que más te interesa.
Si el día de vencimiento no se ha realizado el pago, se cargará una comisión de hasta 20 euros adicionales por impago del crédito rápido. Y se sumará un interés diario del 1% por cada día de retraso.
El Préstamo Contante se formaliza con la sociedad, domiciliada a efecto de notificaciones en Barcelona (08006), Avenida Diagonal 508, 1 - 6 e inscrita en el registro mercantil de Barcelona.
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Trabajar para ser pobre
Vivimos tiempos duros, raros. Tiempos en los que se trabaja, en muchos casos, para ganar cuatro duros. En estos años, quien tiene un trabajo precario, tiene que dar las gracias. Y quien no lo encuentra, cruza los dedos para conseguirlo.
Para dar respuesta a las altas tasas de paro, en España se tira sin freno de los minijobs. Son los contratos estrella. En 2013, supusieron el 36% del total de contratos firmados. Vamos, que cada vez más gente trabaja por horas, el doble que hace una década. Una realidad que, sobre todo, afecta a las mujeres.
Así, en vez de trabajar para ganarse la vida, en muchas ocasiones se ficha para volver a casa con unos 400 euros al mes. Una cantidad que ni roza los 645 euros del salario mínimo. Por esta regla de tres, muchos afirman que ya no se trabaja para ganarse la vida. Se trabaja para ser pobre.
Ante semejante situación, más de uno se plantea dejar su puesto de empleo. Con la que está cayendo, sin embargo, asusta. Y mucho. El malestar, traducido en estrés y hasta en depresión, ha llegado a la consulta de médicos de cabecera y psicólogos. Y éstos últimos ya advierten de que se están aceptando situaciones inadmisibles.
¿Cómo valorar que uno está cruzando las líneas rojas de su bienestar? ¿Cuándo empezar a reflexionar sobre si ese trabajo no compensa tanto sacrificio? Los expertos invitan a considerar varias situaciones a la hora de decidir si seguir o no en un trabajo. Y eso, con crisis económica incluida. Se trata de las siguientes:
- No te gusta lo que haces: ¿por qué renunciar a tus inquietudes? Piensa en qué te gustaría hacer. ¿Y qué necesitas para conseguirlo?
- El trabajo que haces está por debajo de tu nivel: si te prometieron un plan de carrera que no llega y que te está llenando de frustración ¿por qué no empezar a moverte para encontrar otra cosa?
- Tu ambiente laboral de trabajo es destructivo: si todas las noches tienes un nudo en el estómago por tener que regresar a la oficina, si te sientes explotado, invisible o padeces acoso, ten por seguro que hay lugares en los que serás valorado.
- La empresa tiene problemas y se está hundiendo: ¿qué sentido tiene seguir dando lo mejor de ti? Es hora de empezar a mover tu currículum...